23 junio, 2010

- ¡Te lo juro por los arabescos del rabo de mi gato! - Gritó desesperado y furioso Abbud Almotacín Musaraf, pero Mustafa Kemal Atatürk desoyó la súplica y de un sablazo límpio y silencioso cortó las manos que imploraban mudas en el aire.

Sin manos Abbud Almotacín Musaraf apenas vivió unos años más. El ojo verde y el otro ámbar de Mustafa Kemal Atatürk nunca volvieron a mirarlo.



No hay comentarios.: