¡La vida es freak!

No nos hablamos por más de 5 años. El par de veces que me la crucé por la calle no la saludé. No es que diera vuelta la cara, directamente no la saludé. Un lunes a la mañana aparece un correo electrónico de ella en mi casilla, me indica que encontró mis datos en una lista de clientes del banco donde ella trabaja y me pregunta cómo estoy. ¿¡Cómo voy a estar!? Pienso yo mientras le contesto si no le parece un poco ridículo volver a contactarme así, sin que medie una conversación como para intentar aclarar lo que nos pasara tiempo atrás. Ella contesta enojada, como siempre, indicando que conmigo no se puede hablar y lo mucho que le costó dar el paso para contactarme y que yo no lo valoro... En fin, se inicia el esgrima vía email, porque yo no me quedo atrás y me encanta torear a la gente y sonsacarle el discurso sincero (y ella no lo estaba siendo). Pero, por sobre todo, se inicia el esgrima porque le estoy dando una chance, esa es la razón fundamental. Los detalles de los correos enviados y recibidos, cada vez más "cruentos", durante los días de esa semana son tema para otro post, no me voy a demorar aquí. Lo que sí hace a lugar es que para el viernes la cosa estallaba, mejor dicho ella estallaba, furiosa. En sus párrafos se podía sentir la tensión, los dientes apretados, la fuerza con la que aporreaba el teclado. ¿Qué cómo estaba yo? Enojado, sí, pero en plan quirúrgico, sabía separar el tejido sano del enfermo. Tal es así que esa semana fue signada por lo ya descrito y el sábado me encontró jugando al pool con un amigo, un par de horas, para descansar y distraernos un poco. Me toca el turno a mí, pienso los posibles tiros y cómo armar el juego, calculo que si meto la bola 11 en la tronera del medio y hago que la blanca se frene en el lugar tengo muy buenas chances de meter después la 9 y la 15 que están cerca de la tronera superior, del mismo lado. Levanto la vista hacia la puerta y ¿¡a quien veo entrar... !? ¡¡¡Sí, a ella!!!