Sabiduría y resignación al volante
Mi amigo maneja atento por eso vio al taxita que lo encerraba doblando y tirándole el auto encima, maaal. Volanteó y lo esquivó, aceleró y le cruzó el auto. ¿¡Vos sos pelotudo!? le gritó al tachero, ¿¡decime sos pelotudo!? repetía. Ya está flaco, no te vi balbuceaba el taxista. Como el tráfico se puso denso y empezaron a tocar bocina para que arrancáramos, arrancamos. El tachero se pone al lado nuestro por la derecha y le dice a mi amigo: ¿¡che loco, te vas a enojar así por eso, no sabes que nosotros los tacheros siempre encerramos...!?
Mi amigo maneja atento por eso vio al taxita que lo encerraba doblando y tirándole el auto encima, maaal. Volanteó y lo esquivó, aceleró y le cruzó el auto. ¿¡Vos sos pelotudo!? le gritó al tachero, ¿¡decime sos pelotudo!? repetía. Ya está flaco, no te vi balbuceaba el taxista. Como el tráfico se puso denso y empezaron a tocar bocina para que arrancáramos, arrancamos. El tachero se pone al lado nuestro por la derecha y le dice a mi amigo: ¿¡che loco, te vas a enojar así por eso, no sabes que nosotros los tacheros siempre encerramos...!?
3 comentarios:
En el relato se han omitido los nombres para preservar la identidad de los afectados y del tachero hijo de una gran puta que se merecía que le diera con el Bat en la cabeza!
Para eso es bueno tener una Chevrolet 1964: los encerras sin remordimientos (la chiva no se abolla)
En Neuquen, los tacheros no encierran...
Publicar un comentario