Los ríos de la multitud.
La marea humana no se detiene, crece en cada calle, en cada esquina. Con borbotones de ojos y dientes corre como un río desenfrenado hacia ninguna parte. Hay una humedad viscosa en el aire y un olor rancio que la acompaña. Intenté, desesperado, aislarme, pero es imposible. Escribo estas líneas en el lugar que pensé que serviría de refugio, pero nada la detiene. Voy ahora a arrojarme al río de piernas y brazos que zozobran como juncos en la corriente, para ahogarme.
Pintura: Gordon Dickinson, Crowd, link a la página del autor, clic aquí.
31 enero, 2007
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7 comentarios:
mmm... chapéu...
ufff
leer esto en mi 1era noche en bs as es una patada en las bolas....
en fin un abrazo
Esto está rancio, viejo y maloliente...
Un aplauso para el asador!
furia: Gracias. Que lindo lo que ha hecho con su foto de perfil! me gusta!
Juancho: hola! que tal el viaje!?
seis: jajaja
Ah... Merci!
Yo pude ver esa marea en mi 1º día en Baires, por suerte desde el remise. Anoté varias cosas que observé, terribles.
Espero que no se ahogue en ella...
(me gusta cuando incorpora imágenes que hablan con las palabras)
Alicia: muchas gracias por sus cumplidos. No deje de observar, tb, lo que no le gusta ;).
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